domingo, 5 de abril de 2009

Alfonsín, la búsqueda de lo mítico

Cuando la sociedad percibe falta de valores, el colectivo popular busca la recuperación de lo mítico, de lo trascendente.

Política y sicológicamente fundante, el gobierno democrático que el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín encarnó, representa en el imaginario colectivo, el icono mas representativo de estos valores, tal vez en parte, por contraste con el pálido liderazgo político devenido a posteriori.

La movilización popular espontánea que se originó tras el deceso de quien, se ha dado en llamar el “padre de la democracia”, es una muestra de ello.

Es además un grito de la sociedad argentina por la recuperación del sueño extraviado (pero no perdido) de una democracia para todos, que se logre a partir de una concepción ética de la política, como base de una construcción que aúne la justicia social con los valores democrático republicanos.

Contarle a las nuevas generaciones lo que representó Raúl Ricardo Alfonsín para nuestra democracia, es una tarea ineludible. Explicar por que, a pesar de las leyes de obediencia debida, de punto final, y de entregar su mandato anticipadamente en un contexto hiperinflaciónario sin precedentes, recibió semejante muestra de respeto popular, es más complejo. La complejidad esté dada a mi entender, porque el tiempo, por su misma dinámica, a la vez que aguza la objetividad, aleja las vivencias.

Para entender el lugar en que la historia hoy le ha puesto, hay que conocer el lugar en que la historia le puso: La fragilidad y amenaza con que asumió su mandato en un país diezmado por el terror, la valentía del juicio a las juntas militares, la amenaza de la guerra con Chile y la firma de la paz continental, La pascua de la asonada carapintada, y su presencia en Campo de Mayo, acompañado por los lideres políticos del peronismo, la visión y empeño puesto en la integración regional, devenida hoy en MERCOSUR de vital importancia en estos tiempos, lo que le valió el respeto de los países de la América, son muestras del carácter de su conducción y su capacidad de liderazgo, basado en el diálogo y la búsqueda de consenso. La presencia en sus exequias de dos presidentes Uruguayos y un ex presidente brasileño, junto a todo el arco político nacional, así lo atestiguan.

La entrega de la banda presidencial a un sucesor elegido por el voto popular, es ya parte de la historia que comenzaba luego de su paso, a volverse extraña y felizmente cotidiana.

Contarle a las nuevas generaciones lo que representó Raúl Ricardo Alfonsín, es una tarea ineludible. Yo estuve allí, en la Plaza, aquel 10 de Diciembre de 1983. Con mis 14 años, y junto a cientos de miles de jóvenes y adultos, inflamados por la oratoria y la pasión que traspiraban sus discursos, nos contagió aquel espíritu militante y una esperanza: La de creer en la política y la democracia, como el camino posible para la construcción de un bien común.

El peso propio de Raúl Alfonsín bastaría de “per se” para merecer el lugar en que la historia le ha colocado.

Pero es justo también reconocer, que, en general, los partidos políticos argentinos, y en particular, su partido, contribuyeron a engrandecer aún más su figura…aunque en este caso sea por contraste.

Dios nos ilumine para aprender de las lecciones de la historia.

Aníbal Villordo
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